Encuentro con la Palabra

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Dios nuestro, Padre de la luz, Tú has enviado al mundo tu Palabra, sabiduría que sale de tu boca, y que ha reinado sobre todos los pueblos de la tierra (Eclo 24,6-8). Tú has querido que ella haga su morada en Israel y que a través de Moisés, los Profetas y los Salmos (Lc 24,44) manifieste tu voluntad, y hable a tu pueblo de Jesús, el Mesías esperado. Tú has querido que tu propio Hijo, Palabra eterna que procede de ti (Jn 1,1- 14), se hiciera carne y plantara su tienda en medio de nosotros. Él fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la Virgen María (Lc 1,35). Envía ahora tu Espíritu sobre nosotros: él nos dé un corazón oyente (1 Re 3,9), nos permita encontrarte en tus Santas Escrituras y engendre tu Verbo en nosotros. El Espíritu Santo levante el velo de nuestros ojos (2 Cor 3,12-16), nos conduzca a la Verdad Completa (Jn 16,13) y nos dé inteligencia y perseverancia. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor, Él sea bendito y alabado por los siglos de los siglos. Amén

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA

Con voz clara y fuerte se proclama Mc 1, 16-20. Es fundamental una lectura pausada, detenida, atenta del pasaje bíblico. Mientras Jesús iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores.
Jesús les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres». Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.

ESCUCHAMOS A DIOS

¿QUÉ DICE EL TEXTO?

Luego de un momento de silencio, tratamos de descubrir el mensaje de este pasaje. Pueden ayudarnos las siguientes pistas para la reflexión:

  1. El episodio de la llamada a los primeros discípulos está precedido por unos versículos que le sirven de marco y de contexto (Mc 1, 14-15). Jesús viene del desierto, donde ha recibido el bautismo de Juan (Mc 1, 9-11) y ha sido sometido a la tentación (Mc 1, 12-13). El arresto de Juan el Bautista parece provocar su traslado a Galilea, la tierra donde se había criado. Allí, Jesús comienza su ministerio: ¿Qué anuncia Jesús?, ¿Qué consecuencias tiene ese anuncio para quienes lo escuchan?
  2. La llegada del Reino exige conversión y fe. Marcos hace ver que la mejor manera de concretar esta exigencia consiste en seguir a Jesús. Por eso se ha vinculado tan estrechamente el anuncio de la Buena Noticia con la vocación de los primeros discípulos (Mc 1, 16-20). Pasando junto al lago de Galilea, Jesús encuentra a un grupo de pescadores ocupados en su tarea cotidiana: ¿Qué les propone Jesús? ¿Cómo reaccionan ellos ante su llamada?
  3. Históricamente podría resultar chocante que un grupo de hombres respondan de un modo tan radical a la llamada de un desconocido. Pero Marcos no pretende relatarnos una crónica de los hechos, sino que intenta reflejar los rasgos esenciales del discipulado cristiano, más allá de las circunstancias concretas en que éste se realice: ¿Descubrís alguno de esos rasgos presentes en el texto que estamos meditando?
  4. El discipulado es siempre una respuesta. La iniciativa viene de Jesús. Es él quien llama a los que quiere. Ser discípulo significa seguir a Jesús, estar con él y compartir su estilo de vida. Pero si bien, el llamado y la respuesta es personal, Jesús no llama a individuos aislados. Los llama para vivir en comunidad porque sólo la fraternidad puede hacer creíble el mensaje del Reino. La llamada (vocación) a colaborar en el anuncio de la Buena Noticia (misión) implica total disponibilidad y capacidad de hacer renuncias. Ante ella es necesario hacer una opción de vida. La llamada de Jesús no violenta a las personas, pero les pide que pongan todo lo que son y saben hacer al servicio del Reino: ¿En qué elementos del texto que estamos meditando se ven reflejados estos aspectos (disponibilidad, capacidad de renuncia…)?

MEDITAMOS EL MENSAJE Y LA VIDA

¿QUÉ ME/NOS DICE EL TEXTO?

La llamada de Jesús a los primeros discípulos no es sólo un hecho del pasado. Hoy también Jesús pasa a nuestro lado y nos invita a proclamar como él, la Buena Noticia. Él quiere contar con nosotros como colaboradores en la tarea del Reino. También nosotros tenemos vocación. Por eso, escuchando las palabras de Jesús que se dirige a cada uno y nos interpela, reflexionemos juntos: ¿Cómo y dónde percibo en mi vida la llamada de Jesús a ser su discípulo/a? ¿Cómo vivo el seguimiento de Jesús? ¿Qué significa para mí, ser su discípulo/a?

ORACIÓN

¿QUÉ LE DIGO/DECIMOS A DIOS?

El Señor tiene para vos un proyecto, un plan. Te llama a la misión, a entregar tu vida, a gastarla por el Reino, para hacerlo presente a los hombres y mujeres de hoy. En donde estés, en lo que hagas, siempre, animáte a decirle al Señor:

¡Aquí estoy, Señor, para ser tu discípulo/a!

Asumiendo lo meditado y teniendo en cuenta nuestra vida, la Iglesia y la sociedad con sus necesidades y esperanzas pido perdón, alabo, doy gracias a Dios.